domingo, 10 de febrero de 2008

LA LECTURA Y EL BEBÉ

El efecto de la lectura y el relato de cuentos comienza a ejercer influencia en el bebé desde antes de su nacimiento, y acompaña el desarrollo de la persona durante toda su vida.La lectura de cuentos durante el embarazo establece una relación afectiva entre los padres y el futuro bebé.Algunas teorías indican que después del sexto mes el feto puede percibir y reaccionar a los sonidos que le llegan desde el exterior, y que luego de nacer, reconoce y se tranquiliza al oír cuentos o canciones provenientes de voces conocidas que oía desde el útero materno.Existen diferentes tipos de libros que son utilizados: los troquelados; los que tienen puertas para abrir, ventanitas transparentes o lengüetas para accionar; los libros sonajeros; los que incluyen texturas que llevan al niño a reconocer sensaciones táctiles; los que traen animalitos de peluche en la tapa.A medida que el niño crece se agregan libros para colorear y para pegar calcos de personajes u objetos en los espacios correspondientes.Lo ideal es que las imágenes sean simples, que atraigan su curiosidad con elementos y actividades de su vida cotidiana: el baño, la comida, el sueño, los colores, los animales y las formas.Finalmente, los libros con historias graficadas son el medio para avanzar luego e incorporar breves relatos escritos que acompañen a las imágenes.Los libros, por su variedad de formas y contenidos, cumplen muchas funciones: permiten la participación activa y pasiva; estimulan el tacto, el oído y la vista; movilizan el desarrollo psíquico del niño; ofrecen un espacio ficticio, a veces mágico, que posibilita la comunicación, la emoción y la imaginación.Es bueno, entonces, que los libros formen parte del ámbito habitual del niño, y que éste se acostumbre a su presencia.Los primeros libros serán manipulados, llevados a la boca o arrojados por el aire. Más tarde llamarán la atención por distintos motivos, hasta que a partir de los 2 años los dibujos y colores del libro, reforzados con la frecuente lectura en voz alta por parte de algún adulto, se harán realidad y darán vida al cuento.Como vimos, desde antes del nacimiento, los cuentos sirven para que, el feto primero, y luego el bebé, oigan las voces de sus padres y reconozcan en ellas un signo de amor y protección. Para el bebé es sumamente importante escuchar la voz de sus padres.Es importante remarcar que en lo primeros tiempos, tal vez convenga más escuchar e imitar los sonidos del bebé para crear un canal de comunicación con él.A los seis, hasta los ocho o diez meses, es útil agregar melodías a las palabras, las frases repetidas en una canción se irán asimilando por el bebé debido a la repetición.Al llegar el primer año se puede empezar a contarle cuentos cortos. El bebé debería hojear el libro en compañía de una persona adulta, debe sostener el libro en la mano, escuchar como le leen la historia, mirar las ilustraciones y ver las palabras escritas.Aunque todavía no las entienda empieza a grabarlas en su memoria.Hacia el año y medio las rimas pasan a ser una variante interesante y muy apropiada, ya que reproducen las primeras tentativas del niño de pronunciar pequeñas frases, casi siempre desfiguradas, y repetidas para llamar la atención de los adultos.Llegando a los 2 años la lectura en vos alta a cargo de mamá, papá o algún familiar favorecerá el intercambio afectivo con el niño, quien ya está en condiciones de escuchar los cuentos clásicos o las historietas elaboradas por sus padres.Pasando los 3 o 4 años la capacidad del niño para inventar historias hace que al contarle un cuento quiera añadir detalles de acuerdo con su propia fantasía.

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