domingo, 10 de febrero de 2008

HABLAR

Así aprende a hablar
¿Por que hablamos?
Mucho han dudado los estudiosos sobre este tema del origen del lenguaje, tanto en su vertiente individual como colectiva:

¿como aprende a hablar un niño?,
¿cómo empezó a hacerlo la especie humana en su conjunto?

A lo largo de la historia han surgido las mas diversas teorías.Unos suponen que el hombre primitivo comenzó a hablar imitando los sonidos que oía en la naturaleza, como el piar de los pájaros o el mugir de las vacas, usando estos sonidos primero como verbos y luego como sustantivos.
Otros piensan que el lenguaje se desarrollo a partir de las danzas rituales o quizás de las exclamaciones espontáneas de dolor y alegría.

En el origen, el gesto
Hoy en día solo se considera aceptable la teoría de que el lenguaje hablado salio del lenguaje de los gestos.El antropólogo Gordon W. Hewes, principal exponente de esta suposición, lo ve asi: al principio, el hombre señalaba algún objeto a sus congéneres, por ejemplo, un río.El aviso gestual "allí hay un río" requería primero la existencia real de ese río, pero, con el tiempo, el mero gesto llego a significar "río", aunque no se viera ninguno.A la vez que hacia el gesto, el hombre emitía un sonido gutural, que con el tiempo adquirió el mismo significado que el gesto y que, además, era cada vez mas diferenciado.
Los niños actuales siguen la misma evolución.
Primero, se hacen entender con gestos.
Cuando quieren alcanzar un juguete, se limitan a señalarlo con su dedito.
Cuando desean que los levantemos del piso, alzan sus bracitos.
Después vienen los sonidos acompañantes, como "dame" o "upa", que poco a poco se convierten en palabras inteligibles.
Pero, como tienen ya la larga evolución de la especie humana a sus espaldas, el proceso de aprender a hablar transcurre mucho mas rápido.

Bebe
Del llanto al balbuceo
El lenguaje de los gestos abarca también el llanto, la expresión de la cara y la postura del cuerpo. Los bebes tienen muchas maneras de hacerse entender.La comunicación del bebe con el entorno comienza ya con el primer grito.El recién nacido reacciona asustado a la luz, al frío y al ruido... Y, entonces, alguien llega y lo consuela dándole calor y susurrándole palabras.Así experimenta por primera vez que sus manifestaciones son respondidas, que hay seres con los que puede dialogar.
Primeros gorgoritos.
Al mes, reconoce la voz de su mama.A los dos meses contesta a sus palabras con gorgoritos o con gorgoteos y distingue entre voces conocidas y extrañas.También capta si se le habla con amabilidad o con enojo.Fase de balbuceo.A partir del quinto o sexto mes, comienza la fase del balbuceo, que durara entre seis y ocho meses.El pequeño juega con su voz, produciendo los mas diversos sonidos, que repite con pausas y entonaciones como si contara una historia.
Hacia los ocho meses dice silabas dobles,'como dada, baba, mama, tata, yaya -el fenómeno se llama ecolalia-.La primera vocal suele ser la a (o ai) y las primeras consonantes las que se forman con solo abrir los labios (m, b, p) o colocando la lengua detrás de los dientes (d, t).Mas tarde aparecen los sonidos silbantes (f,s) y las vocales i y u. Idioma universal.
Según el lingüista Dieter E. Zimmer, no existe lengua en que no se den estos sonidos -y en el mismo orden- que el bebe produce durante su primer año.Las combinaciones que con ellos forma son el verdadero lenguaje primitivo de la humanidad. Sin embargo, el sonido de estos balbuceos adquiere cada vez mas el acento del idioma que oye a su alrededor.
Aun antes del primer año el ritmo y la melodía del balbuceo de un niño francés se distingue claramente del de su pequeño colega extranjero.1 A 2 AñosEl momento decisivoA partir del año, y a veces mas pronto, surgen las primeras palabras con un significado concreto.Aun en los años sesenta se pensaba que el desarrollo del lenguaje se iniciaba cuando el pequeño cumplía un año y pronunciaba su primera palabra. La ciencia actual demuestra lo equivocados que estaban.Sin las fases previas al gorgoteo y el balbuceo, el bebe nunca llegaría a pronunciar su primera palabra intencionada, el primer mama o papa que se refiere efectivamente a la madre o el padre.Todo tiene un nombre.
A partir de estas primeras palabras con sentido, el niño capta que todas las cosas tienen un nombre. Comienza a nombrar lo que ve a su alrededor, primero a las personas (además de mama y papa, tata, yaya, tita, nene) y pronto también las acciones, como dame, upa o tic-tac. Aunque durante bastantes meses siguen prevaleciendo las palabras de dos silabas, estas ya pueden tener el sentido de una frase.Así pan puede significar "quiero pan", "sobre la mesa hay un pan" o "¿vamos a comprar pan?", según el contexto y la entonación.
¿Y por que comienzan a hablar los niños? ¿Que condiciones previas hacen falta para que se suelten?
• Precisan un entorno emocional estable. Los niños no aprenden a hablar para procurarse lo que necesitan, como tampoco el hombre prehistórico tuvo que inventarse un lenguaje verbal para sobrevivir.Cuando los bebes empiezan a balbucear, todas sus necesidades están cubiertas y no les hace ninguna falta pedir la mamadera con palabras. Es mas, ningún bebe balbucea cuando siente hambre, frío o sueño. Para expresar estas urgencias, llora.El parloteo solo se da cuando se siente contento.También los niños mas grandes expresan su bienestar mediante el lenguaje, acompañando sus juegos con largos monólogos.De eso se deduce que, para aprender a hablar, hace falta cierto grado de felicidad.
• Deben haber alcanzado la madurez necesaria. Por mucho que se le quiera enseñar a un niño antes de que haya llegado su momento, no hablara ni mas, ni mejor
.• Deben tener buen oído. Si no oyen, tampoco hablaran. Un bebe que ha emitido gorgoritos cuando tenia pocos meses, pero que no balbucea cuando llega a la edad para hacerlo, puede padecer un trastorno de oído. Los padres pueden comprobar la capacidad auditiva de su hijo produciendo algún ruido a su espalda, como batir palmas o estrujar un papel. Si el pequeño no se da vuelta buscando el origen del sonido, hay que acudir al medico especialista.
• Necesitan que les hablen. Lo único que podría impedir que un niño aprendiese a hablar seria su total aislamiento. Mas pronto o mas tarde, todos hablan, sencillamente porque viven en un mundo parlante. Pero aprenderán antes y mejor en una cariñosa interacción con sus padres.Del homo erectus al bebe actualEn el siglo pasado se descubrió que en el hemisferio izquierdo del cerebro humano se encuentra un área de neuronas correspondientes a la facultad de hablar. Esta área existe también en el cerebro de los monos, por lo cual el hombre prehistórico debe de haberla poseído.Sin embargo, nunca ha existido un homo erectus parlante. Como señala el lingüista y biólogo Philip Lieberman, no pudo haber hablado por falta de un aparato fonador adecuado. La laringe estaba emplazada de-masiado alta y la lengua se encontraba en una posición muy elevada.
El hombre primitivo podía a la vez tragar y respirar por la nariz, pero no hablar ni respirar por la boca.Nuestros bebes actuales siguen la misma evolución que la especie humana en su conjunto. Un recién nacido es capaz de tragar y respirar al mismo tiempo, de lo contrario le resultaría muy difícil mamar.Pero no puede respirar por la boca, ya que su laringe se encuentra en una posición demasiado elevada. Esta es también la razón por la que los bebes se ponen tan mal cuando están resfriados y tienen la nariz tapada.
A partir los seis o siete meses, la laringe va descendiendo, dando paso a que surjan el balbuceo y el habla. Se supone que nuestros antepasados prehistóricos se dividieron en dos familias: los que solo respiraban por la nariz y los que lo hacían por la nariz y la boca.
Los primeros se extinguieron, de los segundos surgió el homo sapiens.
2-3 Años
A pasos agigantadosLos mejores maestros son los padres, ya que el proceso de la adquisición del lenguaje es un Ida y vuelta, un intercambio lleno de emociones.Parece una paradoja: ningún niño hablara si no oye hablar, sin embargo, no se le puede enseñar a hablar. La única enseñanza consiste en hablar con el, en tener un rico y cariñoso dialogo.
No hace falta tomar una pelota en las manos, enseñársela y exclamar: "Esto es una pelota". Basta con hablar de la pelota igual que si charlara con alguien que ya sabe de que se trata. La abuelita sin estudios que juega con su nieto a las tortitas, tortitas... o le cuenta un cuento, hace mas por su evolución lingüística que un severa profesor, aunque posea una dicción impecable.Juegos de manos.
Se ha descubierto que en el cerebro las áreas correspondientes al habla y a la motricidad de las manos están situadas muy juntas.
Por eso, los juegos de manos fomentan el aprendízaje del habla, reforzando la acción por la situación cariñosa: las rimas, las risas y el cosquilleo final de estos juegos hacen que el pequeño aprenda con todos los sentidos.

La fuerza del cariño.
Pero el motor que lo pone todo en marcha son las emociones.
Al igual que el bebe pequeño solo balbucea cuando se siente contento, el niño mas grande solo aprende a hablar cuando el lenguaje se le presenta como un agradable intercambio entre personas, primordialmente entre el y sus padres.

Escuchar no basta. La exposición pasiva al lenguaje no basta para que los niños aprendan a hablar. Sentarlos durante varias horas al día delante del televisor no tendría ningún efecto (solo el que ya habla puede aprender palabras nuevas por este medio).
Se conocen casos de chicos oyentes con padres sordomudos que, aunque en su primera infancia escuchaban el lenguaje hablado en la televisión y en la calle, aprendieron a hablar primero el lenguaje por señas que sus padres empleaban con ellos.
Es decir, la lengua no se aprehende o se capta meramente por oírlo sino, sobre todo, por producirlo uno mismo. Solo hablando se aprende a hablar.A toda velocidad. Entre los 12 y 18 meses, el chico utiliza de 10 a 50 palabras sueltas.Después siguen las frases de dos palabras: agua no, papa avión, etc.
A partir de los dos años el proceso es vertiginoso: a diario enriquecen su vocabulario con 14 palabras pasivas (las que entienden, pero no utilizan) y con tres o cuatro activas (las que saben emplear). Esto significa que a los seis años comprenden 20.000 conceptos y usan mas de 5.000 palabras. Si los adultos aprendiésemos al mismo ritmo, tendríamos un vocabulario tan rico como Shakespeare, uno de los genios lingüísticos mas excepcionales.Temas de conversación. También resulta curioso observar de que hablan los pequeños.
La investigadora norteamericana Lois Bloom nos llama la atención sobre el hecho de que se fijan especialmente en lo que se mueve y cambia de forma o lugar: no en el armario, sino en la pelota; no en el edificio, sino en el gato.Cuando nombran un objeto, lo hacen en su relación consigo mismo o su entorno (la taza esta o no esta, se modifica llenándose o vaciándose, se rompe). En el lenguaje infantil, el movimiento tiene una importancia primordial, prevaleciendo las acciones que el niño mismo rea-liza o piensa hacer (niño pan) o las que quiere que otros realicen por el (mama upa).Grandes esfuerzos. Los padres no suelen reparar en el enorme esfuerzo mental que hace su hijo para penetrar en el mundo de las palabras.
Por ejemplo, la cuestión de si debe ampliar o reducir un concepto: el concepto perro tiene que ampliarse, ya que no se refiere solo a un perro determinado, sino a todos.Por el contrario, el concepto papa debe reducirse: no se refiere a todos los hombres, sino solo al papa que realmente lo es.Son distintos.No todos evolucionan igual. A los dos años unos hablan muchísimo, mientras que otros apenas dicen unas palabras. También están los que acumulan un considerable vocabulario pasivo hasta que de repente nos sorprenden con todo lo que saben. Hasta los cinco años la pronunciación no es importante.Gramática, idioma... ¡Pueden con todo!Para aprender a hablar su lengua materna los niños disponen de dos fuentes, una externa y otra interna, innata, que les hace comprender las reglas.La primera vista parece que los niños aprenden a hablar escuchando a los grandes.Pero el proceso es mucho mas asombroso. No solo repiten lo que oyen, sino que también pronuncian cosas que nunca antes han escuchado.Por ejemplo, dicen "yo sabo", a pesar de que nadie a su alrededor hable de forma tan incorrecta.
Y es que el niño no solo aprende palabras y frases concretas, sino también sus reglas subyacentes.Reglas de conjugación. Cuando oye hablar se da cuenta de que los verbos poseen distintas terminaciones (se conjugan).Pero todavía tiene que averiguar que terminación vale para que caso. Oye decir a la mama "hoy comemos todos juntos" y a la hermana mayor "yo eso no lo como".De allí deduce: si se dice yo como y nosotros comemos, también habrá que decir yo sabo y nosotros sabemos. Puede usar el yo sabo durante unas semanas, pero en algún momento se percatara de su error y probara otras estructuras gramaticales.Deducción lógica. También en cuanto a la comprensión de expresiones idiomáticas, el pequeño deduce constantemente. Si un ogro es maligno, un ángel tiene que ser benigno.
Como todos los padres saben, se trata de una época muy graciosa.Por supuesto, un niño de tres años no realiza todas estas deducciones conscientemente. Además, si tuviera que aprender todo según este sistema, su adquisición del lenguaje duraría mucho mas tiempo que unos pocos años.Por eso, los lingüistas piensan que el ser humano nace con un bagaje genético: cada lengua posee una gramática intrínseca y las reglas de esta estructura básico maduran en el niño a medida que entra en contacto con el lenguaje.Es decir, dispone de dos fuentes de información: una externa (las personas que hablan con el) y otra interna (la comprensión innata de las reglas).Solo la combinación de ambas permite que aprenda su lengua con tanta facilidad.Bilingüismo. ¿Y si un niño tiene que aprender dos lenguas a la vez?Si el papa habla un idioma y la mama otro, o si se habla uno en casa y otro en la calle, aprenderá ambos sin mayor dificultad.¡Pero no hay que dejar pasar el momento! La neuropsicologa Angela Friderici supone que las combinaciones neuronales para los complicadísimos procesos de la estructuración sintáctica se forman durante los primeros cuatro años.Después, el aprendizaje es mas complejo, aunque la "ventana cerebral", por decirlo así, queda abierta hasta los 10 a 12 años.Naturalmente, también mas tarde se pueden aprender idiomas, pero el proceso es mucho mas lento y el individuo hablara con acento.Pasada la pubertad los músculos del aparato fonador difícilmente llegan a adoptar las nuevas posturas necesarias para pronunciar bien otro idioma.Hablo, luego piensoPara poder hablar, antes hay que pensar.Algunos opinan incluso que se debe ser capaz de hablar para poder pensar, alegando que solo lo que se puede formular permite el fluir de los pensamientos y que, cuanto mayor vocabulario tenga una persona, tanto mas y mejor piensa.Pero también existe un pensamiento no verbal. Un niño que aun no habla, pero entiende lo que sus padres le dicen, indudablemente piensa.Y Albert Einstein confeso en una ocasión que en su pensamiento científico las palabras apenas contaban, siendo los soportes físicos de su pensar los signos, símbolos e imágenes.Lo que es seguro es que la capacidad de hablar influye sobre la de pensar. Porque, mientras hablamos, nuestro cerebro trabaja y es precisa-mente esto lo que lo mantiene en forma.10 reglas para estimular a tu hijo.Ateniéndose a estas reglas, los padres fomentan de forma optima el desarrollo del lenguaje de su hijo.1 Acompañar los que haberes diarios hablando con el bebe:¿Ves? Ahora vamos a hacer la cama. ¡Que lindas sabanas!"2 Jugar con el con frecuencia, sobre todo a juegos en que estén implicados los dedos y el tacto.3 Cantarle a menudo o decirle pequeñas rimas. Las melodías y el ritmo le encantan y lo estimulan.4 No imitar su lengua de trapo. Si pide "tero nanja"contestar:"Ah, ¿quieres un trozo de naranja? Toma"5 Ampliar sus frases. A su "vamos calle" contestar:"Si, ahora vamos a la plaza para mirar los patitos"6 No corregirlo. Eso le quita la alegría de saber expresarse.7 Evitar forzar el aprendizaje pidiéndole "que diga algo" o preguntándole constantemente "¿que es esto?" (sin embargo, le gustara jugar a "¿donde esta la nariz, la boca...?").8 No fingir no entenderlo solo para obligarlo a pronunciar bien.9 Aunque conviene hablar mucho con el pequeño, tampoco hay que exagerar. El también necesita pausas para pensar y contestar.10 Respetar su estado de animo. No siempre tiene ganas de hablar.Fuente Ser Padres Revista Española

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